DEL PRESIDENTE AL SOCIO E HINCHA
¿Con qué derecho, el socio o el simpatizante pueden insultar a un dirigente
de su club?
¿Con qué derecho por una campaña futbolística lo pueden
tratar de inútil o pedir su renuncia?
Yo les voy a responder con qué
derecho: “Sin ningún derecho”.
Atlanta hace 10 años no solo era un
club al borde del descenso y en ese caso a la Primera C, lo más grave y lo
humillante (el descenso es una profunda y honda amargura pero no más que eso en
la historia de los clubes) era que vivíamos al borde de la
desaparición.
El estadio pasaba más tiempo clausurado que habilitado,
por las tribunas de madera, por la bomba de agua, y porque estaba todo “atado
con alambre”. Hablar de la sede era hacerlo desde afuera y denunciando un
negocio inmobiliario, con mucha bronca pero sin un rumbo claro de cómo recuperar
el predio. Estábamos llenos de juicios y en el aire rondaba una cuestión
existencial: “vender el estadio o desaparecer”.
No fue por la gestión
de una persona que las cosas mejoraron. Hubo muchas y muy buenas. Algunos se
cansaron, otros se complicaron en el trabajo, con la familia o antepusieron
cuestiones personales. En esta carrera de posta, algunos quisimos seguir
remando, asumiendo riesgos y cometiendo errores, pero impusimos un concepto: “El
club es de los socios, Atlanta es de Villa Crespo y no son imprescindibles los
salvadores”.
En el haber contamos con la alegría de haber recuperado
la sede social (este año podemos recuperar la totalidad de los terrenos, lo que
nos convertirá en un club económicamente viable), la reinauguración del estadio
con la construcción de las cabeceras de cemento, el orden legal con la
cancelación del 80 % de los juicios, y lo mejor, que son contadas con los dedos
de una mano las demandas iniciadas en estos años.
Obviamente, que
tantos años de gestión tuvieron aciertos y equivocaciones, que la campaña
futbolística actual es muy mala y que el descenso es una posibilidad concreta.
Siempre existe la autocrítica y sepan que uno nunca desea hacerle un mal a su
club, porque es uno de los valores más sagrados que tiene en la vida. Y la idea
de la tribuna familiar que arrancó el fin de semana pasado es un sueño que
recién empieza y más temprano que tarde acabará llena de jubilados, mujeres y
chicos, en un proyecto que lleva un claro mensaje para el que lo quiera
oír.
Así como nunca me aprovecharía de un privilegio para viajar a un
Mundial o para lucrar con lo que es de todos, sostengo que los dirigentes, digo
los que lo hacemos con honestidad, arriesgando el pellejo como en San Martín,
entregando tiempo y dinero, no buscamos ningún otro reconocimiento que ese, que
nuestro club se encuentre mejor y que se valore el trabajo, lo que
lamentablemente no siempre está acompañado por el resultado en el terreno de
juego…
Por eso mirando a todos a los ojos, como pueden hacer las
personas de bien, les digo que podemos retroceder pero nunca rendirnos, que no
nos den por muertos, que la gente buena siempre tiene oportunidad de revancha y
es cierto que algún día hay que partir de esta vida, pero que la muerte nos
encuentre luchando por nuestros ideales, y que mueran las personas pero nunca el
club.
“Dicen que el soldado que huye sirve para otra batalla. Yo digo
que el soldado que huye es un cobarde y a los cobardes no los quiero ni
cerca”.
Alejandro Korz
Presidente del Club Atlético Atlanta
FUTBOLMANIACOS
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